jueves, 20 de mayo de 2010

Tortura

Quiero dejar de escuchar las mismas palabras pues no traen consuelo más bien se han convertido en una tortura constante. No importa quién soy o cómo soy, de nada sirve porque nada cambia, porque ese abismo inmenso sigue ahí porque el vacío no se llena y porque hay tantas criaturas y gatas escurridizas que se convierten en zorras astutas.
Ella era desesperación pero aparentaba ser tranquilidad, quería traer luz y se quedó en la penumbra. Yo la dejé atrás cuando se quedó en la oscuridad. Yo no soy más que una fachada.
Todo se quedó a oscuras, las mismas palabras de consuelo se repiten hasta el infinito clavándose como puñales, castigo de dioses, como prometeo encadenado a las montañas del Cáucaso su tortura se repite todos los días. Así es su dolor y yo soy espectadora atenta que no falta para ver su corazón destrozado y reírme en su cara cuando todo vuelve a empezar.

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